viernes, 4 de septiembre de 2020

'The baddest of', de Inoportunos

Con apenas 16 años, en 1989, Lauren Jordán funda su grupo Inoportunos. Desde entonces, se ha convertido en un activista dinámico del mundo rocker, que tanto abandera iniciativas como escribe libros sobre este movimiento musical. Con Inoportunos lleva publicados siete discos en la estela de Los Rebeldes, Bulldog o Gatos Locos, grupo al que también pertenece, un rock and roll de hechuras hispánicas que poco a poco se irá salpicando de los Stray Cats. En él, los Cadillacs se ven sustituidos por turismos nacionales, nuestros mitos, como en “Seat 1500 camino de Wyoming”.

Tras nueve elepés, algunos de ellos originales y otros con recuperaciones de maquetas y viejas grabaciones, deciden editar una antología de sus éxitos con dos temas nuevos. Veintitrés canciones con toda la fuerza de su neorockabilly. Hay éxitos de sus primeros tiempos, como una curiosa versión speed del “Tainted love” de Gloria Jones-Soft Cell (que ya había adaptado Dave Phillips a la americana) o himnos como “Fuerza rocker”, un bastión y una declaración de principios. Hay más versiones, y Johnny Burnette y el “Brand new cadillac” conviven con otros temas de impecable factura.

En un estilo al que le sientan bien los tópicos no dejan de acordarse del mundo de la radio en “University Radio”, pero también enlazan con otros tonos, más oscuros en “Estás fatal” o fondos entre el ska y el spaghetti western para otro de los tópicos norteamericanos: “Halloween”. Incluso más allá de los géneros que pueden ser más o menos afines a su ideario estético. “Mala mujer” —el título da una pista— tiene algo de rumba canalla y mucho de retrato femenino estereotipado, como el “La mataré” de Loquillo; y “My damned city” algo de folk rock o de Johnny Cash, con esa armónica en primer plano.

El resto, repertorio de sonidos clásicos, sólidos y compactos en “Drink what you want” o “Rubia, fría y peligrosa”. Por supuesto, es esencial para los devotos de este tipo de sonidos, pero también para aquellos que quieran tener en su discoteca un ejemplo de una faceta del pop español, la del rockabilly, plagada de grandes nombres, de los de primera fila, pero también de bandas más desconocidas que hacen su trabajo con honradez y buen gusto.

[Fuente: César Prieto para efeeme.com]